Idea General y Volumetría
El Centro Turístico Astronómico de Brozas nace como una infraestructura que, sin imponerse al territorio, lo interpreta y enmarca. El edificio se concibe como una pieza horizontal, de proporciones contenidas, que se adhiere al terreno de manera natural. Dos grandes planos paralelos de hormigón visto —el suelo y la cubierta— definen el límite superior e inferior de la intervención, apoyándose sobre el paisaje como una lámina silenciosa.
Entre estos planos emergen "cajas" de hormigón visto, con acabado teñido en verde, que contienen los espacios cerrados del programa. Estas cajas no sólo se posicionan de forma precisa, generando vacíos entre ellas que actúan como ventanas abiertas al paisaje y al cielo, auténticos "visores astronómicos" que permiten experimentar el territorio a través de la arquitectura, sino también como nexos físicos que unen y articulan los distintos ámbitos funcionales, permitiendo una circulación fluida y natural a través del edificio. Las “cajas” alojan los espacios de sala multiusos/audiovisuales, sala de reuniones, almacén y aseos, mientras que los “vacíos” se llenan de contenido con los usos expositivos.
Un volumen singular, revestido con paneles de aluminio lacado color madera, alberga el observatorio turístico astronómico. Este espacio, con parte de su cubierta y paredes retráctil hacia el interior de su “caja fija”, permite la apertura de todo su espacio hacia el sur, oeste y norte, dejando la estación al aire libre para la observación del cielo nocturno. El edificio se cierra en sus testeros este y oeste, protegiendo su intimidad, y se abre generosamente al norte y al sur, abrazando el paisaje y orientándose hacia el cosmos.
Los huecos que quedan entre las cajas no son meros vacíos funcionales, sino verdaderos enmarques visuales: fragmentos de paisaje y cielo que la arquitectura captura de manera precisa, convirtiendo el recorrido del visitante en una sucesión de miradas contenidas.
Organización Funcional, Flexibilidad y Uso Diferenciado
El diseño del Centro Turístico Astronómico de Brozas no solo responde a criterios arquitectónicos o funcionales, sino también a una visión de gestión sostenible y operativa. Durante el día, el centro funcionará como un espacio vivo de recepción y divulgación, atendido por personal cualificado que dará la bienvenida a escolares, visitantes o actividades institucionales, utilizando las áreas interiores (hall, sala multiusos) y exteriores cubiertas. La exposición al aire libre y la zona del observatorio se destinan durante el día a actividades como la observación solar.
Por la noche, el edificio muta su funcionamiento: se convierte en una infraestructura autónoma de apoyo a las actividades de astroturismo privado. El edificio principal permanece cerrado, y las empresas de astroturismo que gestionen actividades nocturnas podrán acceder exclusivamente a las zonas exteriores de observación y al observatorio, garantizando la funcionalidad del espacio sin necesidad de personal de gestión presente.
Esta autonomía de uso es posible gracias a la disposición estratégica del núcleo de aseos, que actúa como elemento articulador entre los dos ámbitos —interior y exterior—. De este modo, los visitantes nocturnos pueden disponer de los servicios necesarios sin comprometer la seguridad ni la operatividad del edificio principal. Así, el Centro se configura como una infraestructura flexible, capaz de adaptarse a diferentes tipos de usuarios y horarios, optimizando sus recursos y garantizando una experiencia de calidad tanto en actividades diurnas como nocturnas.
Integración con el Entorno y Simbología Astronómica
El edificio se ha proyectado con la voluntad de integrarse en el paisaje natural de Brozas, sea cual sea su emplazamiento final dentro del término municipal. Su perfil bajo, su horizontalidad y la elección de materiales terrosos lo hacen desaparecer entre los pliegues del terreno, actuando como un observador más del cielo.
Un gesto sutil y cargado de contenido astronómico recorre el edificio: una "grieta de luz" en uno de los muros de hormigón orientado al Sur, permite la entrada controlada del rayo solar en momentos clave del año —solsticios y equinoccios—, proyectando la luz sobre el suelo en un trazado astronómico que transforma el edificio en un marcador del tiempo. La orientación del edificio está cuidadosamente estudiada: la fachada norte se libera totalmente, permitiendo la iluminación suave y constante de los espacios interiores, mientras que la fachada sur se protege mediante lamas horizontales, que filtran el sol alto de verano y permiten la contemplación del paisaje.
Solución Constructiva y Materialidad
Buscando la facilidad constructiva, las "cajas" que contienen el programa cerrado se resuelven mediante placas prefabricadas de hormigón visto verde, que además de conformar los cerramientos, actúan como sistema portante de la cubierta plana de hormigón. Esta estrategia prefabricada permite optimizar tiempos de ejecución y garantía un alto control de calidad.
Las fachadas acristaladas, protegidas al sur por lamas horizontales de aluminio y abiertas al norte, permiten una iluminación controlada y una visión franca del paisaje. Los vidrios de gran formato se integran mediante perfilería de aluminio anclada a los pilares metálicos, buscando la limpieza visual y la continuidad espacial interior-exterior. El pavimento interior es una losa de hormigón pulido, robusta, honesta y coherente con el lenguaje general del edificio. En las zonas exteriores, el tratamiento del suelo sigue criterios de permeabilidad, sostenibilidad y compatibilidad paisajística









